Esta mañana he subido en el ascensor con mi vecina. Me ha mirado raro porque llevaba un zapato marrón y otro negro. A ella qué le importa. No sabía qué zapato me iba mejor con el traje y decidí ponerme uno de cada color. Así no hay problema.
No entiendo a mi vecina. Está todo el día tocándome los huevos. Sólo porque me gusta escuchar ópera a las doce de la noche. Lo hago desde que cumplí dieciocho años todos los días, sin excepción. Al principio lo hacía con auriculares, pero no es lo mismo. Hay que sentirlo, ponerse de pie, interpretar, gritar, sentir, llorar. A veces llega la policía, pero cuando los siento llegar apago la música.... estúpida vecina...
jueves, 20 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
16 comentarios:
¡Siempre hay vecinas que miran raro! Pero, afortunadamente, Sebastián no tiene ninguna necesidad de mirar a su vecina. Le basta elegir bien sus zapatos y mirar a través de ellos el mundo. Su mundo.
Y seguro que cuando llega la policía se queda paralizada por el esplendor de la música que sale por tu ventana. Así que la vecina, mañana, va a afanarse en buscar zapatos de dos colores para ponerse.
Saludos
Gracias Kalia. Mi personaje, aunqe de ficción, pudiese ser cualquiera de nosotros. Sólo es distinta su percepción del mundo.
Gracias por tus visitas.
Este Sebastian no tiene desperdicio, lo de vive y deja vivir no se dijo pensando en él.
Ese Sebastián Romero, no me simpatiza, no me gustaría tener un vecino así...Pero espero el siguiente capítulo...
Saludos.
¿Y por qué no invitar a la vecina a las sesiones de ópera? A lo mejor le mira raro, porque es una soprano frustrada...
Saludos
Hola Silvia. Quién sabe si la vecina lo que tiene es envidia. Quién sabe....
Hola Armida Leticia. Pues a mi, que me cae simpático el tal Sebastian....
Hola Lúcida....
Yo más bien creo que Sebastián lo único que hace es ser distinto...
Me va gustando ese Sebastián, pero no me gustaría tenerle de vecino... Con lo que me cuesta dormir por la noche se me pone a cantar y lo puedo extrangular.
Saludos gente, Irene.
Hola Irene. Yo creo que en el fondo este Sebastián es buena gente...
La vecina mira raro a Sebastián porque asocia el zapato negro con Tosca y el zapato marrón con Rigoletto y la pobre mujer se hace un lío.
Oshidori, algo raro le veía yo a la vecina, y no sabia decir qué. Claro pobre Sebastián...
Jajaja, me ha encantado, entre otras cosas porque has conseguido hacerme sonreir y se agradece.
Un beso.
Te sigo a partir de ya.
Hola Ana. Ese es el objetivo, reirnos aunque sea de nosotros mismos.
Estaré encantado de tenerte por aquí.
Hola Sebastian,
Soy tu vecina, y quiero que sepas que no te miro raro.
Cuando nos hemos cruzado en el ascensor, tu mirada directa y penetrante me ha obligado a bajar los ojos y mirar al suelo, pero como fruto de mi timidez y no buscando la critica sobre tus zapatos, que por cierto, ni me he dado cuenta de que no eran iguales.
En cuanto al tema de la opera hasta altas horas de la madrugada, más que disgustarme, me gusta, de hecho, yo haría lo mismo si pudiera, pero no tengo aparato de música, ni radio, ni ....nada.
Asi que, por favor, empieza a mirarme con otros ojos, no me juzges sin conocerme, no me critiques sin saber algo más de mi, y sobre todo, mirame, pero ....hazlo suavemente.
Tu vecina
Ja ja ja.
Me recordaste al estúpido vecino que tengo.
A las cuatro de la mañana le da por lavar su carro, hace todo el ritual como si fueran las diez de la mañana:
Saca los tapetes del auto, los tiende en la barda de su casa, los limpia con la manguera. Mientras, todas las puertas de su carro están abiertas.
Con botella de cerveza en mano canta al son de su estridente música.
Luego yo llamo a la policía, llegan lo aprende, se acaba la fiesta. Luego, todo listo para el siguiente fin de semana.
Para ambos es divertido.
Publicar un comentario