domingo, 24 de febrero de 2008

Dejarse llevar (2)

... pensándolo mejor, era una auténtica tontería echarse al mar a aquellas horas. Siendo sensatos si quisiese saber si existía la reencarnación podría elegir un modo mejor para saberlo.
Si algo tenía claro, es que no era una cobarde, siempre había sido independiente, decidida, insensata sí, pero valiente.
Lo fu cuando se fue de casa después de una de las multiples palizas que su padre le propinaba. No dijo donde iba, ni siquiera a su madre, aun sabiendo que seguramente ella recibiría el mismo castigo por guardar un secreto que ni siquiera conocía.
Lo fue cuando decidió abortar enfrentándose a su novio abogado, porque era consciente que era una inconsciente y en esas condiciones lo que menos necesitaba era ser madre.

Se abrigó un poco y emprendió el camino hacia casa. El frío en el dique era húmedo y seco a la vez. Era un frío helado, un frío aterrador, un frío asesino.
¿Y si se quedaba a dormir en el dique?... quizá el cansancio llegara a su cuerpo recordando los pocos momentos felices de su vida, el frío se apoderaría de su cerebro, se congelaría la sangre, poco a poco su tensión arterial bajaría e iría perdiendo la conciencia.... seguro que no se despertaría...

Pero no, tampoco esa es manera de saber si existe la reencarnación...

3 comentarios:

AnA dijo...

Yo tanteé en una historia lo de echarse al mar. Ella se llamaba EWlisabeth. Miró al horizonte y tanteó sus fuerzas.

Un, dos, tres... el agua apoderándose, en su fialdad, de toda ella, su esencia, sus recuerdos...

Terminaba así: "Y al final eligió la muerte, la muerte que era la vida".Libre interpretación.

De la reencarnación... de eso no opino. Yo soy capaz de reencarnarme una de cada dos mañanas en las que presiento que el día va a tener encanto.

Anónimo dijo...

Ya se echaba de menos a esta mujer atrevida planteando su vida y su muerte, dudando si le espera algo mejor...
Me gusta tu relato, ya estoy esperando el 3.

Armida Leticia dijo...

Al igual que Lúcida, espero el siguiente.

Alfonsina, la poetiza, se suicido en el mar.

Te vas Alfonsina con tu soledad,
que poemas nuevos fuiste a buscar...

Y te vas hacia allá como en sueños,
dormida Alfonsina, vestida de mar...