Eran las seis y media de la mañana del día seis de enero de 1980 cuando ya no lo pude resistir y desde la cama de arriba de la litera llamé a mi hemano que, como yo, se hacía el dormido en la de abajo.
- Edu, duermes?
- No
- Vamos al salón a ver si los reyes nos han traido algo?
- Vale..
Vivíamos en un piso de esos antiguos con pasillos muy largos. El salón estaba justo al lado de la puerta de entrada, la cocina le seguía. El corto pasillo de la entrada hacía un angulo recto y se alargaba mucho para repartir las habitaciones y el baño. Hacia la mitad del pasillo estaba la habitación de mi hermana mayor, le seguía el baño y después iba la habitación de mis padres. La última, al fina del pasillo era la más pequeña, donde en una litera con escalera de hierro dormíamos mi hermano pequeño y yo.
El hecho es que atravesamos el pasillo con recelo, tal vez miedo, mi hermano iba detrás mío, como protegiéndose conmigo, sin saber, ingénuo de él, que yo estaba más cagado que él.
Doblamos la esquina del pasillo y miramos en la cocina. No había nada. Y llegamos al salón. Al abrir la puerta fue increible. Allí estaban brillantes, imponentes, magistrales, sensacionales dos Porches, uno rojo para mi hermano, uno gris para mi.
Tenían cable, no eran teledirigidos, porque no había dinero para tanto, pero nos daba igual. Eran preciosos y lo mejor de todo, eran para nosotros. No se abrían las puertas, pero los focos se levantaban cuando le dabas a un botón. Joder, que bonitos eran...
Con más miedo todavía, pero con euforia, nos acercamos a ellos, cada uno se apropió del suyo y con él debajo del brazo nos fuimos a la cama de mis padres a enseñárselos.
- Fíjate mamá, que coches ¡¡¡¡¡¡¡
- Mira papá, que guays ¡¡¡¡¡
Estuvimos varias horas sin conducirlos, sólo los mirábamos....
Ese año, igual que los anteriores, sólo tuvimos ese regalo. Hoy 28 años después estoy convencido que ha sido el mejor regalo de reyes de mi vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Para mí el regalo de reyes que más me gustó fue una muñeca Nancy... de las que aún tenían los brazos duros y los tobillos anchos, nada de sílfides como ahora. Al principio, como con tu coche, no me atrevía ni a tocarla pero pronto se convirtió en mi centro de experimentos haciéndole peinados y como el presupuesto no daba para que la muñeca tuviera mucha ropa, ideaba vestidos de fiesta con papel de aluminio... todavía alguna vez me he sorprendido vistiendo a las muñecas de mi hija ilusionada como entonces.
Yo recuerdo mas la magia de aquellos dias , que los regalos , aquellas noches de reyes en las que mi hermano y yo poniamos nuestras zapatillas en la chimenea y nos ibamos nerviosos a la cama , intentabamos no dormir , queriamos quedarnos despiertos y ver a los reyes magos , pero el sueño nos vencia, eso si, nadie tenia que tirarnos de la manta por la mañana , nosotros despertabamos a toda la familia y temblando de emocion ibamos corriendo al salon , a la chimenea, donde la noche anterior mis padres habian dejado turron y champan a los reyes ,siempre habia sorpresas ................. esa magia desaparecio cuando nos enteramos que los reyes eran los padres...............
Ostia Marta, ¿qué quieres decir con eso de que los reyes son los padres?
Ay madre, de lo que me acabo de enterar...
Publicar un comentario