En un acto de sinceridad impropio de mi, he de admitirles, que nunca he ido sobrado de coraje, bien podría decirse sin miedo a equivocarse, que siempre he sido hombre con poco arrojo, o carente de bravura y agallas, o para que todos me entiendan, siempre me han faltado cojones para hacer frente a los macarras, que por decenas circulaban, como aves de rapiña, por los alrededores de mi barrio, obrero y humilde como pocos, cuando yo era, años hace de eso ya, adolescente imberbe. Con ese panorama, no era de extrañar que fuese blanco fácil para aquellos que querían ganarse un dinerillo rápido a costa de mi más que humilde paga semanal, que después del “impuesto revolucionario” se quedaba en decrépito y decadente jornal, a duras penas suficiente para entrar en la discoteca.
Sobre todo se ensañaba conmigo un personaje que, todos los sábados, fuese cual fuese la hora y la ruta elegida, me encontraba, como buitre que huele a muerte y me robaba.
Como el destino es justo a la par que caprichoso, hoy ha entrado el susodicho a mi despacho con una gorra entre las manos y haciendo reverencias hasta perder la dignidad. Al reconocerme dudó si seguir, o dar la vuelta, aunque finalmente, en acto que lamentaría más tarde, optó por lo primero, con el objeto de pedir el favor de adelantarle una fecha de intervención. Tras unos instantes de buscado silencio, leyendo su historial clínico, y con el gozo dibujado en mi rostro, apostillé:
- Creo que hay un error. Con su diagnóstico, es extraño que no le hayan hecho una Rectoscopia con un tubo de 16 mm..... Tendré que hablar con el Cirujano y adelantarle, por supuesto, la fecha de la prueba, antes de la intervención quirúrgica...
Sobre todo se ensañaba conmigo un personaje que, todos los sábados, fuese cual fuese la hora y la ruta elegida, me encontraba, como buitre que huele a muerte y me robaba.
Como el destino es justo a la par que caprichoso, hoy ha entrado el susodicho a mi despacho con una gorra entre las manos y haciendo reverencias hasta perder la dignidad. Al reconocerme dudó si seguir, o dar la vuelta, aunque finalmente, en acto que lamentaría más tarde, optó por lo primero, con el objeto de pedir el favor de adelantarle una fecha de intervención. Tras unos instantes de buscado silencio, leyendo su historial clínico, y con el gozo dibujado en mi rostro, apostillé:
- Creo que hay un error. Con su diagnóstico, es extraño que no le hayan hecho una Rectoscopia con un tubo de 16 mm..... Tendré que hablar con el Cirujano y adelantarle, por supuesto, la fecha de la prueba, antes de la intervención quirúrgica...
