El mes pasado mi vecino picó a mi puerta para invitarme a la boda de su hijo.
- ¿Tu hijo el cornudo se casa?. Valiente gilipollas.... En todo caso, iré. Será divertido ver a la gorda de la carnicera disfrazada como una aspirante a vedette de tablao flamenco en Benidorm.
- ¿Sabrás comportante Sebastián?
- Yo siempre me comporto, querido...
El caso es que allí me presenté, con un vaquero gastado, que antes utilizaba para la huerta, y una americana azul marino que encontré en el armario. Lo cierto es que la gente me miraba raro, al principio pensaba que por mi porte interesante, pero luego me dijeron que era por la vestimenta “poco apropiada” para el ágape.
Cuando llegué a la iglesia, ¿a que no sabéis con quién me topé nada más aterrizar?, pues si, con la carnicera.
- Hola Sebastián, ¿no sabía que ibas a venir?
- Hola. Bonito vestido, pareces una mesa camilla. ¿Te has maquillado tu sola?, por Dios, tu cara parece un cuadro cubista....
No se por qué se fue....
La boda fue la mar de divertida. Ya os iré contando...